Editorial: Un importante sector del Grupo Puebla, la Internacional Socialista, varones relevantes de Pedro Sánchez y sus fieles escuderos y familias, están intentando darle ánimos al Jefe y actual presidente del Gobierno de España, porque hace semanas que está fuera de juego, completamente vencido, sin ningún argumento para seguir adelante con sus socios de Sumar, ETA-Bildu, PNV, ERC, Puigdemont y todas las confluencias que les arropan. No entiende Pedro Sánchez como teniendo al 90% de los periodistas en nómina, las Televisiones más importantes, las cabeceras de periódicos, el 95% de los digitales, radios, un ejército de asesores, copado todo el poder ejecutivo, administrativo, judicial, ejército, y habiendo colonizado todas las instituciones y rincones del poder, no puede doblegar y meter en cintura a los discrepantes. Su ruido es ensordecedor y llega a Europa, y el resto de continentes. No se detienen las informaciones sobre su familia, y todo lo que rodea a Moncloa. Hasta el Rey Felipe VI ha comenzado a protestar y establecer nuevos protocolos. Le pide ETA-Bildu lo imposible y cada vez más rápido sin esperar a digerir cada paso. Lo mismo le pasa con Cataluña, Puigdemont y Junqueras se han vuelto imposibles.

Lo acordado en 2018 en la Moción de Censura, era para varias décadas y no en menos de 10 años. El PNV siempre por debajo presionando lo indecible, quiere la llave de la caja de su territorio y también marcar impronta a nivel nacional. Con Sumar y PODEMOS una agonía. Cada día le crecen los enanos. Hay un mensaje cifrado cada jornada y ni con esas. Le llueven reprobaciones desde numerosas esferas que ya no soportan el comportamiento del autócrata. Se acerca a China como le piden, claudica ante Marruecos como le ordenan, compra petroleo a quienes le aconsejan por estrategia. Hace todo lo que le piden para mantenerse en el poder, él, y los miles de colocados. Tampoco sirve haber enchufado a cientos de cargos con sueldos y poder escandaloso de PNV, ERC, Junts, Sumar, ETA-Bildu.

Es muy difícil tener el poder absoluto como en Cuba, Corea, Venezuela, China, Rusia, Irán. Europa es una plaza antipática con los dictadores, por eso Pedro Sánchez deshoja la margarita y busca una salida que le garantice inmunidad, está salpicado demasiado por aquellos profesionales de la división de poderes que cumplen con sus trabajo sin desfallecer y con principios. El hombre del falcón, el puma, las grandes escoltas, aquel que nunca sale de su zona de confort, está molesto porque no puede perpetuarse en el poder como había convenido con sus socios y con la superestructura nacional. Los miles de colocados le dan ánimos, lo mandan cada día a la tierra de los gladiadores, saben que él puede eso y mucho más. Ha convertido la verdad y la mentira en un suspiro, con una mancha tapa otra. Cuando el gran público no puede diferenciar entre lo que está bien y lo que está mal, llegan las incertidumbres. Las dos Españas no ha dado resultado, el muro no puede elevarse hasta el infinito. Además los aires desde EEUU, Argentina, Europa, Latinoamérica, Gran Bretaña, Australia, Canadá, no soplan tan favorables como pensaba el César. Además China y Rusia no son amigos de gobiernos donde las minorías imponen el criterio.

Sánchez Pinocho no ha podido con la Audiencia Provincial, con un magistrado a punto de jubilarse, con un Tribunal Supremo de personas profesionales e íntegras, no ha podido con cuatro cabeceras de radios, algunos digitales y alguna televisión autonómica. Tampoco ha puesto en su sitio a la presidenta de Madrid, siempre responde sin afonía ninguna y hablando clarísimo sin intermediarios. El gran embustero pide que lo mimen y arropen como nunca porque la presión le puede. Sabe que ya no tendrá que trabajar nunca más, la paga de un expresidente y sus conferencias les dan para mantener una vida holgada, pero quiere vivir como mínimo como Aznar y Felipe González. Los ciclos se terminan, ha comenzado a cerrarse la puerta para Sánchez y decenas de miles de colocados. Nadie de ellos y ellas quiere que esto cambie, defenderán con unas y sangre su permanencia, no lo dejarán irse hasta que se queme por completo y sea humo. Por Rafael Gabaldón San Miguel.